Un estudio reciente ha arrojado luz sobre la adaptación genética de los habitantes de la altiplanicie andina a su entorno de gran altitud. La investigación, realizada por un equipo de científicos, ha identificado una variante funcional de EPAS1/HIF2 asociada con los niveles de hematocrito en esta población.
Desde hace tiempo se sabe que los genes de la vía del factor inducible por hipoxia juegan un papel crucial en la adaptación tanto de especies de alta altitud humanas como no humanas a los bajos niveles de oxígeno. EPAS1, en particular, ha sido un objetivo notable en el estudio de la adaptación a la hipoxia, con una variante asociada con una concentración relativamente menor de hemoglobina en los tibetanos. Los investigadores han encontrado ahora evidencia de una asociación similar entre una variante adaptativa de EPAS1 (rs570553380) y niveles más bajos de hematocrito en los habitantes de la altiplanicie andina.
Es interesante observar que esta variante de sentido erróneo específica de los Andes está presente con una frecuencia modesta en la población andina pero ausente en otras poblaciones humanas y especies de vertebrados, excepto en el celacanto. Mediante técnicas de edición génica basadas en CRISPR, los investigadores pudieron demostrar que las células humanas que portan esta variante mostraron cambios en la expresión de genes regulados por hipoxia. Además, los análisis metabolómicos revelaron asociaciones entre el genotipo de la variante y ciertos rasgos fisiológicos en la población de altitud baja.
Si bien los hallazgos sobre los niveles relativamente menores de hematocrito en los habitantes de la altiplanicie andina son similares a los observados en los tibetanos, los investigadores creen que los mecanismos detrás de estas adaptaciones pueden diferir. Esto probablemente se debe a la participación de vías distintas entre las variantes codificantes de proteínas y no codificantes en las dos poblaciones.
Las poblaciones de gran altitud, como los tibetanos y los andinos, han desarrollado diversos rasgos a lo largo de cientos de generaciones para adaptarse a su entorno adverso. Estas adaptaciones ayudan a mitigar los efectos de los bajos niveles de oxígeno, como el aumento del transporte y la utilización de oxígeno, así como la protección contra complicaciones reproductivas y neonatales.
El estudio se suma al creciente cuerpo de investigación sobre adaptaciones genéticas en poblaciones de gran altitud. Muchos genes candidatos dentro de la vía del factor inducible por hipoxia han sido implicados en estas adaptaciones, siendo EPAS1 uno de los objetivos clave. Las variantes dentro de EPAS1 han sido relacionadas con una menor concentración de hemoglobina en tibetanos y ahora también se han asociado con los niveles de hematocrito en los habitantes de la altiplanicie andina.
En general, los hallazgos de este estudio resaltan las variantes genéticas únicas en EPAS1 que contribuyen a rasgos fisiológicos similares en tibetanos y en un subconjunto de habitantes de la altiplanicie andina. Esta investigación proporciona nuevas ideas sobre la base genética de las adaptaciones a gran altitud y subraya la importancia de comprender las diversas vías que impulsan estas respuestas evolutivas únicas en diferentes poblaciones.
Fuente: https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adj5661